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En un extremo del cielo está su salida, y en el otro está su punto de retorno. ¡Nada hay que se esconda de su calor!
La ley del SEÑOR es perfecta; restaura el alma.
El testimonio del SEÑOR es fiel; hace sabio al ingenuo.
Los preceptos del SEÑOR son rectos; alegran el corazón.
El mandamiento del SEÑOR es puro; alumbra los ojos.

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